martes, 17 de julio de 2012

Seguimos Engañados Y La Culpa Es Tuya

El engaño es gigantesco. Es una gran obra de teatro, donde los actores no son reales (son dibujos, o marionetas), donde los espectadores se creen actores y donde el decorado es de película de serie B de los años 70. Pero en la oscuridad no se distingue lo burdo de sus remates y lo triste de sus coberturas. Solo hay un pero, uno poco importante: las ostias son de verdad, no hay dobles, no hay trucos. Los espectadores, nosotros, nos llevamos los golpes sin amortiguación. Eso si, no protestamos. Creo que en el fondo sabes que la culpa es tuya.

Fijemos la realidad y veamos en que se parece a lo que estamos viviendo. La realidad es que tenemos un estado gigantesco e ineficiente imposible de mantener, con una cantidad enorme de políticos y cargos a dedo, en un número casi infinito de estamentos y administraciones públicas, cada uno rodeado de aparatos burocráticos insostenibles, y de bombo y boato propios de reyes medievales. Una casta superior imposible de aguantar más tiempo, que nos saca la sangre para vivir de nosotros. Ahora bien, en el teatro de la fantasía en la que vivimos los culpables son los jubilados y los funcionarios.

La realidad es que tenemos en España una riqueza cultural casi inigualable. Con un idioma, el castellano, que probablemente sea de los más ricos en cultura y literatura de calidad del mundo. Con una serie de culturas e idiomas dentro de la península con más riqueza que muchos otros que se valoran más por ahí. Con una riqueza cultural-popular que distingue cada región distinta de la unidad que forman. Un orgullo para cualquier país o estado del mundo. En el teatro de la farsa y el esperpento en el que vivimos, esto es suficiente para fomentar nacionalismos, que no producen, que no suman y que como todos los nacionalismos, de cualquier clase, que han existido en la historia, son racistas, discriminatorios, violentos e incontrolados. Nacionalismos que solo sirven para empobrecernos, en favor de la casta que los domina y que cree que los controla. Que los alimenta para favorecerse a ellos, mientras arruina y malgasta generaciones completas. Los Políticos.

En las brumas de la ficción que habitamos, un estado solidario es aquel que empobrece a todo el mundo para que el que no tiene pueda tener, para repartir riqueza, para crear socialismo, para crear grupos sociales más justos. En la realidad, la que se ve cuando se abren los ojos y no se permiten alienaciones socialistas, lo que se crea son grandes grupos especializados en vivir con la ley del mínimo esfuerzo, y unas castas sociales (políticos) y económicas (empresarios amigos de los políticos), que son mantenidas con el esfuerzo inhumano y gigantesco de las clases medias aborregadas, que son las que pagan impuestos, y malgastan su dinero en sistemas improductivos creados solos para alimentar las ruedas fascistas de cualquier estado creado alrededor de una idea socializante, que no valora el esfuerzo ni al individuo

Estos estados socializantes, socialistas, de cualquier clase u orientación política, son también ineficaces en lo social. La ayuda no va al que la necesita y no puede valerse por si mismo. La ayuda va al más listo que no tiene ganas de esforzarse, o al que tiene suficientes amigos en las castas mencionadas. Son los estados más injustos e insolidarios de los que existieron en la historia. Los que roban a los trabajadores (clases medias) para repartirlo entre los ricos o entre los vagos. Dejando a los necesitados como estaban.

O nos ponemos en pie y damos las luces, retiramos los disfraces, hablamos en alto las verdades y devolvemos parte de las ostias que recibimos, o esto terminará exclavizándonos a todos como ovejas, para el bien de nuestros amos (políticos y filo-políticos-grandes empresarios).

Es hora de señalar a los culpables, de levantar la mano para pedir la palabra una vez o el puño para exigirla para siempre. Democracia toda. Políticos intocables en castas opresoras, imponiendo socialismo para todos ninguno. O por las buenas o por las malas, pero mañana será tarde.

miércoles, 4 de julio de 2012

En Los Juegos Del Desconcierto

Más allá de los análisis profundos que sobre la crisis se puedan llevar a cabo. Más allá de lo difícil que sería que todos diéramos la misma solución al problema. Incluso más lejos de quien o quienes son los culpables de esta situación. Se sitúa una especie con la que tenemos que acabar. Una especie que más que depredadora es carroñera. Que vive de la infelicidad humana, del caos, de la pobreza de los demás.

Me refiero, por supuesto, a todos aquellos que encuentran su beneficio en el ataque especulativo contra países, empresas o personas en graves problemas económicos. Los especuladores que ganan si hacen perder al país contra el que juegan, a la empresa a la que atacan, o a las personas o colectivos contra los que invierten. Esta es la verdadera perversión de nuestro sistema. Un sistema capitalista, basado en leyes liberales, no tiene porque permitir este tipo de operaciones.

Libre mercado, considerado en el sentido liberal, debe ser la libertad de cada uno para abrir sus negocios, para fijar sus precios, para negociar y comprar a los proveedores que quiera. Libre mercado deben ser bancos que permitan la financiación de proyectos pensados para generar riqueza. Debe ser la creación de marcos normativos para favorecer la libre e igual competencia, que evitan el monopolio. Libre mercado no es una selva creada para que cuatro individuos o corporaciones expriman al máximo un sistema, contra los intereses de ciudadanos libres, que no tienen sus oportunidades, y que sufren sus consecuencias.

Para ello, necesitamos limitar o eliminar las operaciones a la baja. Las especulaciones contra el hundimiento de monedas, deudas y países, y lo que para mi es más sangrante, los mercados de futuros, principalmente, los mercados de futuros sobre comida y productos de primera necesidad.

Las leyes del mercado deben hacer que no se puedan realizar operaciones que garantizan el mayor beneficio cuando un tercio del trigo mundial se tira al mar. Que generan miles de millones de dolares en beneficios cuando las primas de riesgo de un país se disparan artificialmente. Que crean grandes fortunas en mercados de futuros apostando contra países que después se empujan hasta que caen, para hacer rentables esos futuros.

Una cosa es defender que el estado intervenga lo mínimo posible en la economía y otra creer que esto sirve para que el estado cree el marco normativo necesario para que cualquier operación financiera, por injusta o execrable que sea, se convierta en legal.

La economía debe ser mucho más sencilla. Tanto intervencionismo es que el estado fije el precio de las cosas, como que lo fijen grandes corporaciones que lo atacan hasta que lo colocan en el valor al que ellos apostaron en futuros.

Y junto con esta especie, podemos intentar terminar con los políticos, que entregados al servicio de los carroñeros, legislan, dejan de legislar o incluso hacen declaraciones desestabilizadoras, solo para hacer fluctuar los mercados, en favor de sus amos.

Dos ejemplo claros esta semana. Los gobiernos de Finlandia y Holanda, dejando caer que bloquearían los acuerdos últimos de la UE sobre compra de deuda soberana han agitado los mercados de nuevo (alguien se habrá beneficiado) La verdad? Ellos no tiene capacidad de bloqueo sobre estas decisiones.

Claramente podemos ver como los mercados fluctúan arriba y abajo cada vez más rápido, para que la gente o las empresas o los fondos de inversión con información privilegiada, la puedan rentabilizar más veces y más rápido. Y para esto, hace falta la colaboración de traidores entre los políticos. Se puede decir más alto, pero no más claro, nos han vendido, y lo seguirán haciendo mientras les dejemos. ES UNA VERDADERA VERGÜENZA!!