lunes, 27 de junio de 2011

El Nacionalismo Vasco es Racista

El Nacionalismo Vasco moderno, esta basado en las teorías de uno de los personajes más oscuros de la historia. Sabino Arana, una suerte de seguidor de las enseñanzas Nieztchenianas del superhombre, que terminó encontrando en Bizkaia. Individuo profundamente antiliberal, fundamentalista católico, de una cultura más que deficitaria y aquejado de la Enfermedad de Addison, donde algunos han puesto la razón para sus devaneos españolistas finales, aunque realmente esto tiene poca base.

Como buen nacionalista, sea de la nacionalidad que sea, el buen Sabino era de un racista exacerbado, hasta el punto de caer en los típicos cliches infundados de todo este tipo de personajes. Estas son las principales diferencias entre el buen vasco y el triste español, para el amigo Arana:
  • La fisonomía del bizkaino es inteligente y noble; la del español, inexpresiva y adusta.
  • El bizkaino es de andar apuesto y varonil; el español, o no sabe andar (ejemplo, los quintos) o si es apuesto es tipo femenil (ejemplo, el torero).
  • El bizkaino es nervudo y ágil; el español es flojo y torpe.
  • El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras y sabréis que un bizkaino hace en igual tiempo tanto como tres maketos juntos.
  • El bizkaino es laborioso (ved labradas sus montañas hasta la cumbre); el español, perezoso y vago (contemplad sus inmensas llanuras desprovistas en absoluto de vegetación).
  • El bizkaino es emprendedor (leed la historia y miradlo hoy ocupando elevados y considerados puestos en todas partes... menos en su patria); el español nada emprende, a nada se atreve, para nada vale (examinad el estado de las colonias).
  • El bizkaino no vale para servir, ha nacido para ser señor ("etxejaun"); el español no ha nacido más que para ser vasallo y siervo (pulsad la empleomanía dentro de España, y si vais fuera de ella le veréis ejerciendo los oficios más humildes).
  • El bizkaino degenera en carácter si roza con el extraño; el español necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice.
  • El bizkaino es caritativo aun para sus enemigos (que lo digan los lisiados españoles que atestan las romerías del interior y mendigan de caserío en caserío); el español es avaro aun para sus hermanos (testigo, Santander cuando pidió auxilio a las ciudades españolas en la consabida catástrofe).
  • El bizkaino es digno, a veces con exceso, y si cae en la indigencia, es capaz de dejarse morir de hambre antes de pedir limosna (preguntádselo a las Conferencias de San Vicente de Paúl); el español es bajo hasta el colmo, y aunque se encuentre sano, prefiere vivir a cuenta del prójimo antes que trabajar (contad, si podéis, los millares de mendigos de profesión que hay en España y sumadlos con los que anualmente nos envía a Euskeria).
  • Interrogad al bizkaino qué es lo que quiere y os dirá "trabajo el día laborable e iglesia y tamboril el día festivo"; haced lo mismo con los españoles y os contestarán pan y toros un día y otro también, cubierto por el manto azul de su puro cielo y calentado al ardiente sol de Marruecos y España.
  • Ved un baile bizkaino presidido por las autoridades eclesiásticas y civiles y sentiréis regocijarse el ánimo al son del "txistu", la alboka o la dulzaina y al ver unidos en admirable consorcio el más sencillo candor y la loca más alegría; presenciad un baile español y si no os causa náuseas el liviano, asqueroso y cínico abrazo de los dos sexos queda acreditada la robustez de vuestro estómago, pero decidnos luego si os ha divertido el espectáculo o más bien os ha producido hastío y tristeza.
  • En romerías de bizkainos rara vez ocurren riñas, y si acaso se inicia alguna reyerta, oiréis sonar una media docena de puñetazos y todo concluido; asistid a una romería española y si no veis brillar la traidora navaja y enrojecerse el suelo, seguros podéis estar de que aquel día el sol ha salido por el Oeste.
  • El aseo del bizkaino es proverbial (recordad que, cuando en la última guerra andaban hasta por Nabarra, ninguna semana les faltaba la muda interior completa que sus madres o hermanas les llevaban recorriendo a pie la distancia); el español apenas se lava una vez en su vida y se muda una vez al año.
  • El bizkaino que vive en las montañas, que es el verdadero bizkaino es, por natural carácter, religioso (asistid a una misa por aldea apartada y quedaréis edificados); el español que habita lejos de las poblaciones, o es fanático o es impío (ejemplos de lo primero en cualquier región española; de lo segundo entre los bandidos andaluces, que usan escapulario, y de lo tercero, aquí en Bizkaya, en Sestao donde todos los españoles, que no son pocos, son librepensadores).
  • Oídle hablar a un bizkaino y escucharéis la más eufónica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español y si sólo le oís rebuznar podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias.
  • El bizkaino es amante de su familia y su hogar (cuanto a lo primero, sabido es que el adulterio es muy raro en familias no inficionadas de la influencia maketa, esto es, en las familias genuinamente bizkainas; y cuanto a lo segundo, si el bizkaino por su carácter emprendedor se ausenta de su hogar no le pasa día en que no suspire por volver a él); entre los españoles, el adulterio es frecuente así en las clases elevadas como en las humildes, y la afección al hogar es en estas últimas nula porque no la tienen.

Esto es lo que define el nacionalismo vasco, que tantos problemas ha causado, pero algo parecido ha definido o define todos los demás nacionalismos, desde el de Hitler al de Milosevic. Lógicamente de esto no escapa tampoco el nacionalismo español.

Como me esta entrando la vena musical, dejare que sea el genio Bunbury el que lo resuma todo

"También extraño en mi tierra,
aunque la quiera de verdad,
pero mi corazón me aconseja,
los nacionalismos que miedo me dan.
Ni patria ni bandera,
ni raza ni condición,
ni límites ni fronteras,
extranjero soy."

El Extranjero (Enrique Bunbury)

7 comentarios:

M.A.S dijo...

El verdadero mal de este país es una clase política corrupta, ineficaz y completamente alejada de los problemas mas elementales de la gente pero los nacionalismos tanto catalán y vasco son verdaderas sanguijuelas gentuza rastrera de la peor calaña existente, siempre se han esforzado en destacar la diferencia con el español a toda costa aunque sea inventándola y los sucesivos gobiernos centrales con tal de mantenerse en el poder les venden hasta su abuela como ya hemos visto muchas veces.

María dijo...

En España no debería existir el nacionalismo, ni las diferencias, porque todos somos España.

Un beso.

Sostrato de Cnido dijo...

Totalmente de acuerdo contigo M.A.S. La clase política, capaz de mandar un hermano contra otro si eso les da dinero corrupto o lo mantiene en el poder.

Gran parte de los datos que se ofrecen para mantener los nacionalismos son inventados, y solo sirven para poder seguir metiendo la mano en la caja. Y a los que están en el poder central que más les da. Ponen su cazo también, que mientras los demás permanezcamos tontos, hay para llenar el cazo de todos

Sostrato de Cnido dijo...

Hola María. Los nacionalismos son la justificación de casi todas las mayores aberraciones que el ser humano ha cometido desde el estado. El nacionalismo siempre ha sido una lacra, pero hoy en día, en un mundo globalizado y que tiende a uniones, pactos y poco a poco a mezclas que crearan una solo raza mestiza, el nacionalismo es de necios, de estúpidos o como señala M.A.S. de aprovechados

María dijo...

Sostrato de Cnido: Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario sobre el nacionalismo.

Muchas gracias por el comentario que me has dejado en "Algo más que palabras", me ha encantado.

Un beso.

María dijo...

Se me olvidaba, acabo de dejar enlazado también tu blog en mi lista de blogs de "Algo más que palabras".

Sostrato de Cnido dijo...

Gracias María, es un placer leerte. Nunca es un ejercicio que te deje indiferente