La situación en España en el tema económico, fuera de lo que suponen otros temas preocupantes, esta llegando a la insotenibilidad. Los últimos veinte años han venido marcados por un aumento creciente del gasto en las administraciones públicas, sin control ni medida, provocado por el verdadero cáncer de este país (y de todos los que nos rodean): Los políticos.
En algunos casos, muy pocos, este aumento del gasto corresponde a aumento en las prestaciones, ya sea en educación, sanidad, transporte, pensiones... Sin embargo, en la mayoría de los casos, este aumento faraónico del gasto corresponde a gastos que no repercuten en los ciudadanos.
Todos, sea cual sea nuestra comunidad autónoma o nuestro ayuntamiento, hemos visto a estas administraciones construir y construir nuevos edificios administrativos, cambiar sedes, mover parlamentos... Todo para mayor gloría de los faraones de nuestros días, los presidentes autonómicos y los alcaldes.
Todo esto ha podido, más o menos cuadrarse, saciando su ansia de reconocimiento, mientras el ladrillo, con sus impuesto, ha mantenido el gasto. Mientras se vendían pisos, se cobrara por suelos, licencias, tasas y comisiones. Mientras como se prometían nuevos terrenos, se conseguían prestamos baratos de las mismas cajas que ellos dirigían y que además estaban financiando la espiral.
Cuando esto se ha acabado, nos damos cuenta de que estas administraciones han multiplicado por diez su gasto en cosas que no repercuten en lo ciudadanos, que las ciudades se han llenado de edificios públicos y que esto no se puede mantener.
La verdad: las autonomías no aportan nada al ciudadano, no crean riqueza real y no conceden más democracia. Si no aportan nada y gastan como nadie, para que las queremos? Aprovechemos el palo que nos tenemos que dar todos hasta que esto se supere para salir con estructuras que funcionen. Suprimamos el carácter político de las administraciones autonómicas. Impidamoslas legislar a sus anchas y disponer de presupuesto propio. Creemos igualdad entre ciudadanos creando un solo estatuto de autonomía, y disminuyamos el gasto hasta un punto aceptable.
Si queremos seguir manteniendo 17 miniestados, no podremos pagarlo, y además impedimos el funcionamiento normal de una población globalizada y de una igualdad entre ciudadanos del mismo país imprescindible. Refundemos nuestra democracia con una constitución nueva que evite estas situaciones. Nos jugamos el futuro en ello.
PD: Jesús, este articulo es para darte la razón y viene inspirado por ti (Blog: Corriente Propia). Gracias.
Tal cual.
ResponderEliminarCreo que en el fondo somos más los que queremos cosas más lógicas en política, pero nos dejamos pisar por los que les gusta enredarlo para sacar tajada.
ResponderEliminarUn abrazo Trecce